
En la publicación anterior escribí acerca de las raíces y
vinculaciones que sigue el deseo en nuestras preferencias. Vimos como cada
deseo está ligado a un deseo externo que refleja y produce una satisfacción
mientras el prójimo sostiene su deseo, el cual en el fondo es nuestro verdadero
deseo, el deseo de los demás. Es claro que esto nos muestra las motivaciones
primitivas del asunto, las cuales a mi parecer están siempre ligadas al egoísmo.
Es el egoísmo lo que nos motiva en la vida y es esto lo que ha creado una
desviación de la religión y yendo más allá, una desviación de la humanidad. El egoísmo ha llevado al hombre a cometer insanidades como el Holocausto de Hitler, a destruir una nación, dejando una historia que a nivel mundial es repudiada. De lo contrario la generosidad, la capacidad de dar para otorgar alegría o por lo menos generar una sonrisa en alguien puede crear una historia admirada por todos. Es el caso de Madiba en Sudáfrica, un hombre que dio su vida para servir, bendecir y construir una nación basada en la generosidad, generosidad del alma. Mandela o la Madre Teresa de Calculta son ejemplos de lo que es realmente comprender qué es el sufrimiento y qué es la felicidad en su escencia misma.
Pensaba mientras veía la película “THE PURSUIT OF HAPPYNESS”
(EN BUSCA DE LA FELICIDAD) como la sociedad occidental ha generado conceptos
del sufrimiento y de la felicidad. Una película que trata de un hombre que vive
con su mujer y su único hijo, de tal vez unos 4 años. Este hombre hace malos
negocios comprando unos instrumentos para medicina los cuales terminan siendo
muy difíciles de vender. El stress económico trae una crisis familiar, en la
cual la mujer termina desertando y dejando al hombre con su hijo (Will Smith y
su hijo). Es ahí donde la audiencia comienza a sufrir visto que el hombre
pierde su casa, no tiene dinero para situaciones básicas y se ve enfrentado a
recibir ayuda del estado, durmiendo en un albergue para gente sin casa (qué
humillación ¿no es cierto?). Al final el
tipo logra conseguir un trabajo de agente en una empresa de inversiones de
fondos de pensión y especulación en Wall Street, genera dinero, logra su sueño de ser autosustentable y con su hijo
viven felices para siempre.

Que típico es tender a pensar de esta manera, a creer que el
sufrimiento, la humillación y la inmensidad de conceptos superficiales que hay
en nuestra mente pueden agobiar nuestra realidad. Pueden agobiar nuestra
plenitud y podemos llegar a pensar que un trabajo “exitoso” donde ya no tendré
que pasar por necesidades me dará la felicidad. Y es que mientras veía esta
película seguía pensando en qué momento este hombre va a comportarse como hombre
y va a recuperar a su esposa, en qué momento reconstruyen la familia y forman
un hogar donde haya amor y no más discordias. Estaba esperando un final de esos
para llorar, donde las cosas que realmente tienen valor en la vida son
restauradas, donde un hombre verdadero guía a su familia completa a la
humillación, a la generosidad, a
entender que tener que pasar por necesidad no te hace menos que los demás. En que momento se veían valorados aquellos
miles de ciudadanos norteamericanos que tienen que pasar por situación de calle
y muchos por una vida de calle. En que momento esta película podía hacer un
quiebre en los conceptos preconcebidos socialmente a lo largo de la humanidad,
donde todo lo que hemos buscado es satisfacer nuestros deseos. Egoístamente
hemos puesto nuestras necesidades antes que todo lo demás y he ahí el primer
paso para la caída del hombre.
Dios ama al dador alegre.
Dador alegre es quien disfruta de darse a sí mismo.
El libro de Eclesiastés nos habla de esto, nos habla de que
todo esto que logramos acumular en esta vida, mujeres, propiedades, riquezas y
todo tipo de deseos son nada más que vapor (hebel en el original), Vanidad de
Vanidades, Absurdo, Sin Sentido. Todo desaparecerá como el vapor pues son parte
de LO CREADO. Es lo NO CREADO lo que realmente tiene valor en esta vida. El ser
supremo que creó la existencia misma es quien está por sobre el sol, es quien
no tiene una condición cronométrica. Ese ser nos ha dado un regalo y ese es la
vida y es esto lo que debemos valorar, solo esto, la vida.
Me imaginaba en esta pésima película de
taquilla, cuanto desearían los niños en África intercambiar por algunos minutos
el sufrimiento de este hombre con su hijo. Tal vez de esa manera este hombre y
su hijo comenzarían a valorar lo que realmente tiene sentido anhelar y luchar
por disfrutar, el preciado y costoso sacrificio de Jesús para darnos Vida y
vida en abundancia. Como dijo la Madre Teresa luego de llegar a Nueva York, "he visto la pobreza en la India, pobreza extrema, pero nunca tanta pobreza como la del alma de la gente de occidente".