miércoles, 16 de septiembre de 2015

RELIGIÓN GENUINA

Mateo 25:34 »Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; 36 necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.” 37 Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” 40 El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”

Mucho se ha hablado de religión y es común hacerse una idea negativa al respecto, se ha tornado en un termino peyorativo respecto a creencias y prácticas, insinuando que son creencias y prácticas vacías. Me gustaría hablar de dos términos usados en la teología, lo condicional y lo incondicional y hacer un paralelo entre estos términos, el concepto de religión y religión genuina e intentar explicar estos versos de Jesús, los cuales lo dicen todo.


Cuando se habla de lo “Condicional” en teología, se refiere a todo lo que ha sido creado por los hombres, todo lo que ha sido dicho, escrito, construido. Todas nuestras opiniones y creaciones. En términos de la filosofía de la deconstrucción, todo lo que ha sido construido puede ser deconstruido. Eclesiastés lo menciona como “lo que está bajo el sol”. 
Lo “Incondicional” es por otra parte aquello que no es creado, aquello que no es construido, aquello que no fue dicho ni escrito ni comenzó a existir en un momento específico. Lo incondicional es más bien aquello que siempre fue y que nos alcanza, que nos invade. Aquello que no busca retribución o algo a cambio. Lo incondicional es lo que hace nacer una afirmación sin motivos visibles. Lo incondicional es eso invisible que no espera nada a cambio y es capaz de mover lo condicional. Lo incondicional alcanza a lo condicional.

¿Cuándo nuestra religión se vuelve una trampa?

Aquí es necesario generar una diferenciación en torno al concepto de “Iglesia”. Llamaremos Pequeña Iglesia a todo lo que socialmente se conoce como iglesia, me refiero al sistema, a las liturgias, las prácticas, las formas de funcionar colectivamente, a los conductos que hacen fluir el contenido, a la estructura. Y llamaremos Iglesia Grande a aquello que es invisiblemente la iglesia, en lo más profundo de su ser, amor.
Y es así como relacionamos el concepto de “Pequeña Iglesia” con el concepto de “Condicionalidad” e “Iglesia Grande” con el concepto de “Incondicionalidad”.
La religión se vuelve una trampa cuando se confunde la “Pequeña Iglesia” con la “Iglesia Grande” y la energía del ser humano, la vida, sus sueños y anhelos se ven invertidos en lo Condicional, en un sistema al cual se le ha otorgado un valor de “Incondicionalidad” y esa estructura por ser “condicional” o “creada” contiene falencias y un trasfondo hueco, vacío ya que es solo el conducto de algo pero desconoce ese algo. Ese algo, ese contenido, es lo “Incondicional” y si este no se hace presente, no se hace parte de nuestra circunstancia, entonces la trampa logra su objetivo, la religión deja de ser genuina.
“Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?...”
Para Jesús la prueba de oro es la “Religión Genuina”, es que seamos capaces de deconstruir las estructuras que no son “conductos viables” para que fluya lo “Incondicional”. Es crucial en este examen final el reflejo de lo “Incondicional”, el amor. Aquello que se da sin nada a cambio, aquello que fluye sin una excusa o explicación, es simplemente una energía que inspira “porque sí”. Sería fácil darle de comer, alimentar o darle de beber a Jesús sabiendo que Él es Jesús ya que en el fondo hay un interés de por medio. El ser humano ha tenido una relación con sus deidades de causa-efecto. Ha sido una relación sacrificial donde la motivación busca algo a cambio. Se sacrificaban animales, niños, alimentos para aplacar la ira de los dioses y obtener el favor de ellos para así tener una buena cosecha el año entrante o evitar sequías y catástrofes. Hasta el día de hoy la “religión” se ha centrado en pedir, pedir y pedir beneficios “visibles”, beneficios “condicionales” a sus dioses, santos, fuerzas, energías, etc. Jesús, que siempre se centró en dejarnos saber que su forma de funcionar es distinta a lo que tenemos por costumbre respecto a dioses y reyes deja muy claro que la prueba de oro es en relación a lo “Incondicional”, a aquello que es inspirado sin esperar nada a cambio, desconociendo que detrás del sediento hay un Dios que brinda beneficios. Es simplemente un hombre sediento que no traerá beneficio alguno. Hay una afirmación del amor genuina y esa manifestación circunstancial es la “religión genuina”.
Esta religión genuina es algo que ocurre en todas las expresiones de la vida, no se limita a doctrinas ni opiniones, fluye de manera ilimitada en medio de la creación y no puede ser contenida por lo “condicional” ya que su manifestación es infinita y nada la podría contener ni limitar. Puede manifestarse en científicos que viven insertos en los avances de una formula sabiendo que lo más probable es que esta llegue a probar nada pero esa inspiración, esa fuerza es genuina e incondicional.
¿Por qué ayudar a los refugiados? ¿Por qué dar la bienvenida al extranjero? ¿Por qué insertar socialmente al minusválido? ¿Por qué dignificar al homosexual?
La respuesta no tiene nada que ver con la estructura creada, con lo construido. La respuesta es invisible y tiene todo que ver con lo “incondicional”, con eso que determina su propio conducto en su propia circunstancia.

Cuenta la historia que en el año 1912, el barco más grande de la historia había sido construido, el Titanic. Barco que como todos sabemos no logró concretar su primer viaje, hundiéndose y generando una tragedia masiva. Dentro de las historias de este barco se habla mucho acerca del Cuarteto de Cuerdas que tocaba en el barco. Estos músicos tocaron y tocaron y siguieron tocando hasta que el barco se hundió sin ellos buscar alguna forma de salvarse. ¿por qué alguien haría semejante estupidez? ¿por qué no asegurar sus vidas?


Ese acto de generosidad, tocar música mientras miles de personas veían sus últimos momentos pasar, es simplemente un acto de lo “incondicional”. Seguir tocando hermosas melodías en medio de la tragedia sin esperar nada a cambio, sin saber que se convertirían en famosos, sin saber que serian parte de la historia, simplemente porque algo en ellos los inspiró a dejar fluir lo incondicional es la descripción exacta de la religión genuina.
“Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”